lunes, 1 de febrero de 2010

El prejuicio.

El prejuicio. Como explicó Gordon Allport, tener un prejuicio es "estar absolutamente seguro de una cosa que no se sabe." Se caracteriza por seleccionar la información de tal manera que el sujeto sólo percibe aquellos datos que corroboran su prejuicio. Un racista sólo recordará del periódico la noticia de un asesinato cometido por un negro, pero olvidará los cometidos por blancos. De esta manera se ha inmunizado contra la posible crítica. La palabra "prejuicio" significa al pie de la letra "juzgar anticipadamente un hecho", es decir, antes de que haya sucedido o antes de conocer realmente lo sucedido. Estos juicios previos se dan en todos los sectores sociales, incluso en aquellos que por vocación y profesión deberían estar exentos. Hace años, dos psicólogos, Peter y Ceci, hicieron un escandaloso experimento. Seleccionaron doce artículos publicados en doce famosas revistas de psicología, escritos por miembros de los diez departamentos de psicología más prestigiosos de Estados Unidos. Cambiaron los nombres de los autores por otros inventados, los situaron en universidades imaginarias, como Centro de los Tres Valles para el Potencial Humano, y cosas así, y mandaron los artículos a las mismas revistas que los habían publicado. Lo peor es que ocho de los nueve artículos restantes fueron rechazados por las mismas revistas que los habían publicado. Los asesores y los editores que los leyeron afirmaron que no reunía méritos para su publicación (Peters, D. R., y Ceci, S. J.: "Peer-review practices of learned journals: the fate of published articles submitted again", Behavioral and Brain Science, 5, 1982). Esto demuestra que la procedencia del trabajo, la universidad a que pertenecen los investigadores, determina su evaluación, como saben muy bien muchas universidades no anglófonas.
Con frecuencia los prejuicios son peligrosos. Basta pensar en las matanzas provocadas por prejuicios raciales. Como todos los fracasos de la inteligencia, provocan daños inevitablemente. Timothy Beneke, en su libro Los hombres y la violación, enumera alguna de las ideas que los violadores tienen sobre sus vítctimas:

A todas las mujeres les gusta ser violadas.
No se puede violar a una mujer en contra de su voluntad.
A las mujeres no hay que creerlas.
Cuando una mujer dice "no" en realidad está diciendo "si".
Las mujeres tienen lágrimas de cocodrilo.
Se la estaba buscando.
Las mujeres están llenas de mensajes contradictorios, esto produce frustación en los hombres.
Las mujeres se exhiben y tienen poder sobre uno.
Ellas provocan, ellas se la buscan.
Ellas se ríen de uno y eso provoca la humillación.


Estas creencias sobre las mujeres van acompañadas por otras creencias acerca de los hombres:

La sociedad marca como debe ser un hombre de verdad: debe hacer el amor muchas veces y debe ser agresivo con las mujeres.
Nadie va a violar a una mujer que no lo haya porvocado.
La violación es un acto de venganza contra las mujeres que envían mensajes contradictorios.
Un hombre tiene un impulso sexual fuerte y es capaz de violar.