martes, 16 de febrero de 2010

El cerebro de los sordos se adapta para oir música

Chicago, Estados Unidos. Los sordos sienten las vibraciones en la misma región del cerebro que el resto de las personas usan para oír, lo que permite explicar por qué disfrutan de la música personas que no poseen capacidad auditiva, afirma un estudio.

El cerebro de los sordos, según esta investigación, readapta su estructura para suplir la deficiencia que impone la sordera, ha señalado Dean Shibata, un profesor de radiología de la Universidad de Washington.

Shibata, que ha realizado numerosas investigaciones con personas sordas, ha utilizado ahora imágenes de resonancia magnética funcional para comparar la actividad cerebral entre sordos y personas que pueden oír.

El estudio mediante este tipo de escáner avanzado ha permitido comprobar que la clave radica en un área del cerebro denominada el córtex de audición. Según ha explicado Shibata, tanto los sordos como quienes no lo son muestran actividad en las zonas del cerebro que procesan las vibraciones. Pero los sordos muestran, además, una especial actividad en el córtex de la audición, aunque ese área sólo debería entrar en funcionamiento durante la estimulación auditiva.

“Estos hallazgos ilustran cómo la alteración de experiencias puede afectar a la organización del cerebro”, ha dicho Dean Shibata. El radiólogo, que realizó sus investigaciones mientras trabajaba en la Escuela de Medicina de la Universidad de Rochester, en Nueva York, asegura que “el cerebro es increíblemente adaptable”.

“En alguien que es sordo, el cerebro en formación se aprovecha de un espacio valioso para procesar las vibraciones y así usa el mismo lugar que debería ser utilizado, de otro modo, para procesar los sonidos”, ha explicado.

Para comprobar sus ideas, el radiólogo realizó pruebas mediante imágenes de resonancia magnética funcional a 10 voluntarios sordos y a otras 11 personas con audición normal. Todos ellos fueron sometidos de modo voluntario a pruebas de escáner mientras sostenían en sus manos dispositivos que emitían vibraciones intermitentes. Entre los sordos, el escáner registró una importante actividad en el cerebro, en la zona conocida como córtex de la audición, un área que tiene el tamaño de una pelota de golf. Sin embargo, pese a que las vibraciones recibidas en la mano eran las mismas, las personas con audición normal no mostraron ninguna actividad en ese área. Para Dean Shibata, esto significa que el cerebro de los sordos ha aprovechado para procesar las vibraciones un área dejada libre por los estímulos auditivos, ya que no pueden ser utilizados. En su opinión, esto explica por qué los sordos pueden disfrutar en los conciertos de música y por qué algunos de ellos pueden llegar a ser grandes intérpretes.