lunes, 7 de enero de 2013

Carl G. Jung El hombre y sus símbolos


Héroes y creadores de héroes

El mito del héroe es el mito más común y mejor conocido del mundo. Lo encontramos en la mitología clásica de Grecia y Roma, en la Edad Media, en el lejano Oriente y entre las contemporáneas tribus primitivas. También aparece en nuestros sueños. Tiene un evidente atractivo dramático y una importancia psicología menos obvia pero profunda.
Estos mitos del héroe varían mucho en detalle, pero cuanto más de cerca se los examina, más se ve que son muy similares estructuralmente. Es decir tienen un modelo universal aunque hayan sido desarrollados por grupos o individuos sin ningún contacto cultural directo mutuo como, por ejemplo, tribus africanas, indios de Norteamérica, griegos e incas del Perú. Una y otra vez se escucha un relato que cuenta el nacimiento milagroso, pero humilde , de un héroe, sus primeras muestras de fuerza sobrehumana, su rápido  encumbramiento a la prominencia o el poder, sus luchas triunfales contra las fuerzas del mal, su debilidad ante el pecado de orgullo (hybris) y su caída a traición o el sacrificio "heroico" que desemboca en su muerte.
Explicaré después con más detalle por qué creo que este modelo tiene significado psicológico tanto para el individuo, que se dedica a descubrir y afirmar su personalidad, como para toda una sociedad, que tiene una necesidad análoga de establecer la identidad colectiva. Pero otra característica importante del mito del héroe nos proporciona una clave. En muchas de esas historias, la primitiva debilidad del héroe está contrapesada con la aparición de fuertes figuras "tutelares" -o guardianes- que facilitan realizar las tareas sobrehumanas que él no podría llevar a cabo sin ayuda.
Esas figuras semejantes a dioses, son de hecho, representantes simbólicos de la totalidad de la psique, la mayor identidad de la totalidad de la psique, la mayor identidad y más abarcadora que proporciona la fuerza de que carece el ego personal. Su cometido específico indica que la función esencial del mito del héroe es desarrollar la consciencia del ego individual -que se dé cuenta de su propia fuerza y debilidad- de una forma que le pertrechará para las arduas tareas con las que se enfrentará en la vida. Cuando ya el individuo haya superado la prueba inicial y pueda entrar en la fase madura de la vida, el mito del héroe perderá su importancia. La muerte simbólica del héroe se convierte, por así decir, en el alcanzamiento de la madurez.
Hasta ahora me he estado refiriendo al mito completo del héroe, en el que todo el ciclo, desde el nacimiento hasta la muerte, está minuciosamente descrito. Pero es esencial reconocer que en cada una de las etapas de este ciclo hay formas especiales de la historia del héroe aplicables al punto particular alcanzado por el individuo en el desarrollo de la consciencia de su ego, y con el problema específico que se le plantea en un momento dado. Es decir, la imagen del héroe evoluciona de una manera que refleja cada etapa de la evolución de la personalidad humana.
Este concepto puede entenderse más fácilmente si lo presentamos en un diagrama. Tomo este ejemplo de la oscura tribu norteamericana de indios winnebago porque presenta con toda claridad cuatro etapas distintas en la evolución del héroe. En estas historias (que el Dr. Paul Radin publicó en 1948 con el título Hero Cycles of the Winnebago) podemos ver la progresión definitiva desde el concepto más primitivo del héroe hasta el más artificioso.
Esa progresión es característica de otro ciclo del héroe. Aunque en él, las figuras simbólicas, tienen naturalmente, nombres distintos, sus cometidos son análogos y los comprenderemos mejor una vez que hayamos captado los puntos contenidos en este ejemplo.
El DR. Radin señaló cuatro ciclos distintos en la evolución del mito del héroe. Los denominó: ciclo Trickster (granuja), ciclo Hare (liebre), ciclo Red Horn (cuerno rojo) y ciclo Twin (gemelo). Vio acertadamente la psicología de esa evolución al decir: "Representa nuestros esfuerzos para resolver el problema del crecimiento, ayudados con la ilusión de una ficción eterna."
El ciclo Trickster corresponde al periodo de vida más primitivo y menos desarrollado. Trikster es una figura cuyos apetitos físicos dominan su conducta; tiene la mentalidad de un niño. Careciendo de todo propósito más allá de la satisfacción de sus necesidades primarias, cruel, cínico e insensible. Esta figura, que al principio tiene forma de animal, va de una granujería a otra. Pero, al hacerlo, le sobreviene un cambio. Al final de su carrera de bribonadas, comienza a tomar el aspecto físico de un hombre adulto.
La figura siguiente es Hare. Al igual que Trickster (cuyos rasgos animales suelen estar representados, entre los indios americanos, por un coyote) también aparece al principio en forma de animal. Aún no ha alcanzado la estatura del hombre maduro, no obstante, aparece como el fundador de la cultura humana: el transformador. Los winnebago creen que, al darles su famoso rito medicinal, se convirtió en su salvador y también en su héroe de la cultura. Este mito era tan poderoso, según nos dice el Dr. Radin, que los miembros del Rito Peyote no quería renunciar a Hare cuando el cristianismo comenzó a penetrar en la tribu. Acabó fundiéndose con la figura de Cristo y algunos de ellos decían que no necesitaban a Cristo puesto que ya tenían a Hare. Esta figura arquetípica representa un avance distinto respecto a Trickster: se puede ver que se transforma en un ser socializado que corrige las ansias instintivas e infantiles que contiene el ciclo Trickster.
Red Horn, el tercero de esta serie de figuras de héroes, es un personaje ambiguo, que según cuentan, era el menor de diez hermanos. Pasa por los requisitos del héroe arquetípico superando pruebas tales como vencer en una carrera y demostrar su valor en una batalla. Su fuerza sobrehumana se muestra en su habilidad para vencer gigantes por medio de la astucia (en el juego de dados) o de la fuerza (en una pelea). Tiene un poderoso compañero en forma de pájaro del trueno llamado "Brama-al-andar", cuya fuerza compensa cualquier debilidad que pueda tener Red Horn. Con Red Horn hemos alcanzado el mundo del hombre, si bien un mundo arcaico, en el que se necesita la ayuda de poderes sobrehumanos o de dioses tutelares para asegurarse la victoria del hombre sobre las fuerzas del mal que le asedian. Hacia el final de la historia, el dios héroe se marcha y deja en la tierra a Red Horn y a sus hijos. El peligro para la felicidad y la seguridad del hombre comienza ahora a estar en el hombre mismo.
Este tema básico (que se repite en el último ciclo; el de Twin) plantea, en efecto, la cuestión vital: ¿Cuánto tiempo podrán los seres humanos triunfar sin caer víctimas de su propio orgullo o, en términos mitológicos, de los celos de los dioses?
Aunque los Twins (gemelos), se dice, eran hijos del Sol, son exclusivamente humanos y juntos forman una sola persona. Originariamente unidos en el seno materno, se les separó a la fuerza al nacer. Sin embargo, se pertenecen mutuamente y es necesario -aunque muy difícil- reunirlos. En estos dos niños vemos los dos lados de la naturaleza del hombre. Uno de ellos, Flesh (carne), es condescendiente, dulce y sin iniciativa; el otro, Stump (tronco), es dinámico y rebelde. En algunas de las historias de los héroes gemelos esas características se refinan hasta el punto de que una de las figuras representa al introvertido cuya fuerza principal reside en su capacidad de reflexión, y la otra figura, al extravertido, hombre de acción que puede realizar grandes hazañas.
Durante largo tiempo, esos dos héroes son invencibles: ya se les presenta como dos figuras separadas o dos fundidas en una, llevan a cabo todo lo que emprenden. Sin embargo, al igual que los dioses guerreros de la mitología de los indios navajos, a veces se marean por el abuso de poder. No quedan monstruos ni en el cielo ni en la tierra a los que no hayan vencido y su posterior conducta salvaje les acarrea su justo pago. Los winnebago dicen que, al final, nada estaba a salvo de ellos, ni aun los pilares en que se apoya el mundo. Cuando los gemelos mataron a uno de los cuatro animales que sostenían la tierra, habían sobrepasado todos los límites y llegó el tiempo de detener su carrera. El castigo que merecían era la muerte.
Así es que, tanto en el ciclo de Red Horn como en el de los Twins, vemos el tema del sacrificio o muerte del héroe como la curación necesaria para su hybris, el orgullo que se ha sobrepasado a sí mismo. En las sociedades primitivas cuyo nivel de cultura corresponde al ciclo de Red Horn, parece que el peligro ha sido prevenido por la institución del sacrifico humano propiciatorio, tema que tiene inmensa importancia simbólica y se repite constantemente en la historia humana. Los winnebago, al igual que los iroqueses y algunas tribus gonquinas, probablemente comían carne humana como ritual totémico que podía dominar sus impulsos individualistas y destructivos.
En los ejemplos de la tradición al héroe o derrota que hay en la mitología europea, el tema del sacrificio ritual se emplea más específicamente como castigo por la hybris. Pero los winnebago, como los navajos, no van tan lejos. Aunque los gemelos erraron y aunque el castigo fuera la muerte, ellos mismos se asustaron tanto de su poder irresponsable que consintieron vivir en estado de descanso permanente: los lados antagónicos de la naturaleza humana volvieron a su equilibrio.
He dado con cierta amplitud esta descripción de los cuatro tipos de héroe porque proporciona una demostración clara del modelo que se halla en los mitos históricos y en los sueños heroicos del hombre contemporáneo.