sábado, 9 de enero de 2010

Sexo adolescente, ¿cómo es su primera vez?

Forman la generación más informada, pero también la más vulnerable. Las chicas se inician pronto y se muestran valientes, pero no disfrutan tanto como aseguran y se sienten culpables. Ellas necesitan sentirse amadas y, a veces, lo confunden con creerse deseadas. Ellos dan importancia a los aspectos físicos, como el placer, la excitación o el atractivo físico. Son relaciones sexuales que esconden muchas connotaciones de fondo. Descúbrelas.
Sin rodeos, sin seducción, sin erotismo y sin ataduras. Directos al grano, los adolescentes llegan cada vez antes al sexo genital. No piensan, actúan, y la represión de antaño se ha convertido en desinhibición. Algunos estudios sitúan la edad de inicio a los 14 años y otros a los 16, pero todos coinciden en que la precocidad va a más, también para ellas. Sin embargo, a pesar de las apariencias, entre los jóvenes persisten estereotipos machistas, y el descaro de muchas chicas se contrarresta con una angustia soterrada. “Ellas se inician muy pronto en prácticas genitales y van de valientes, pero están muy acomplejadas –explica Isabel Luna, una de las psicólogas que atiende el Teléfono de Información Sexual para Jóvenes de Andalucía–. Por un lado, han interiorizado el mensaje de que tienen derecho a disfrutar del sexo igual que ellos, aunque ven que asumir un modelo masculinizado (con muchas relaciones y distintas parejas) les da problemas porque no disfrutan tanto como dicen y se sienten culpables”.
La utopía de Blancanieves
Las chicas siguen preocupadas porque no son capaces de conseguir el orgasmo y creen que están haciendo algo mal. Permanecen ancladas en el cuento de Blancanieves, esperando que venga un príncipe a descubrir el Himalaya del punto G. Sin embargo, van directas al coito sin conocer su cuerpo ni saber lo que les gusta. Ellos también tienen sus dudas, pero se las guardan. Se sienten inseguros ante las chicas con iniciativa y creen que el placer depende del tamaño.
A través de la televisión, internet y la pandilla les llegan mensajes de que no hacerlo antes de los 18 años es un fracaso y también les sigue preocupando la masturbación, pero de un modo muy diferente al de otras épocas. Según Fernando Villadangos, presidente de Sociedad de Sexología Al-Garaia, el autoerotismo ha evolucionado de lo prohibido a lo obligatorio: “Antes a los varones se les decía que si se masturbaban les iban a salir granos o se iban a quedar ciegos... Hoy masturbarse es lo normal y te preguntan si es cierto eso de que si no te masturbas estás enfermo”. Y es que la sobreestimulación de la sociedad y la presión del grupo respetan muy poco los tiempos de cada individuo.
Circuito cerrado
La pervivencia de los falsos mitos encuentra su caldo de cultivo en internet y el patio del colegio. Una encuesta realizada a 2.000 estudiantes de Secundaria de Granada, que coincide en los resultados con otro estudio de Guipúzcoa, revela que la principal fuente de información sexual de los adolescentes son... otros adolescentes. Para ellas, la segunda fuente es la familia y, para ellos, las revistas pornográficas. Armados con semejantes armas de desinformación, sin vincular lo emocional con el cuerpo, los adolescentes llegan a la sexualidad con poco juego porque creen que la penetración es de primera categoría y el resto de prácticas, sexo de segunda.
Muchos psicólogos afirman que, más que buscar el placer, la carrera por el coito en los adolescentes es una manera de intentar romper con la infancia. “No van al sexo para encontrarse con el otro, sino para demostrarse a sí mismos que ya son mayores. Para ellos, es una conquista contra los padres, no algo que hacen por enamoramiento o por deseo del otro, sino por narcisismo propio. Algunas chicas que han pasado por mi consultan alardean de una sexualidad aparentemente libre y frecuente, sin embargo, es bastante fácil descubrir lo poco placentera que les resulta, como si se tratara de un ejercicio físico que su cuerpo hace y la obtención de placer no les concerniera”, explica la psicoanalista, especialista en niños y adolescentes, Mª Angeles Albamonte.
El papel de la familia
Entre los adultos sorprende esta precocidad porque la comparan con su propia experiencia y existe la tendencia a simultanear dos versiones de la realidad engañosas: “Mi hijo no tiene nada que ver con esos datos” y “los jóvenes son todos unos degenerados”. Pero ni una cosa ni la otra. Con una visión tan reduccionista, los adultos eluden su responsabilidad en la formación psicosexual de los hijos, necesaria desde la primera infancia, y olvidan las complejidades de la adolescencia.
Según Mª Ángeles Albamonte, “durante toda la infancia, la seguridad y el amor están garantizados gracias a que los padres son figuras ideales para el niño, pero el adolescente los baja del pedestal para favorecer su independencia y busca desesperadamente el apego en alguien externo a la familia. Lo normal es que se inserte “en cuerpo y alma” en alguna pandilla, pero puede ocurrir que la cobertura afectiva que les proporciona el grupo no sea suficiente y se enreden en alguna aventura amorosa con alguien que los padres nunca aprobarían”. Lo que ignora el adolescente es que estas figuras transgresoras son, en realidad, sustitutos encubiertos de los padres. Como dice la psicoanalista y pedagoga Isabel Cerdán, “para una chica de 16 años cambiar a la madre por el novio es una manera de no estar nunca sola”.
Miedos y riesgos
Según un estudio del Instituto de la Juventud (Injuve) entre chicos de 15 a 19 años, en la antesala de la primera vez a ellos les pesa “no dar la talla” y a ellas “el miedo al abandono, al engaño, al dolor y a no ser suficientemente deseadas”. Y es que la incapacidad para decir lo que quieren o lo que les gusta, las deja en un lugar de debilidad frente a la explosiva mezcla de alcohol, presión de grupo y “aquí te pillo, aquí te mato”. Según Mª Ángeles Albamonte, “la presión cortocircuita el pensamiento y los adolescentes evalúan muy torpemente los riesgos. Se sienten invulnerables frente a enfermedades o riesgos de todo tipo”. Al deseo de inmediatez y a la falta de reflexión se une la carencia de seguridad en sí mismos, sobre todo de las chicas. Y es que, durante la infancia, los niños y las niñas tienen la misma autoestima, pero a partir de los 12, la de ellas va disminuyendo, pero la de los varones se mantiene. ¿Por qué? “El autoconcepto femenino está muy impregnado por el tema del físico y por una sobreexigencia muy fuerte con el tema de la belleza –explica la psicóloga Isabel Luna–. Necesitan sentirse amadas y, a veces, lo confunden con sentirse deseadas. Por eso, en cuanto sienten afecto por el chico se relajan y piensan que el amor las protegerá contra todo mal”.
Según datos aportados por la Universidad de Granada, el 54% de los enfermos que desarrollan el sida contrajo la enfermedad entre los 13 y los 18 años. Los adolescentes se sienten ajenos al VIH, pero consideran que tienen una pareja estable cuando llevan tres o cuatro meses con la misma persona. Pasado ese tiempo, dejan de usar preservativo y pasan a la píldora anticonceptiva. El problema es que esas parejas se rompen pronto y se inician nuevas relaciones, una tendencia que hace que los peligros se disparen.
Perfiles sexuales
No existe una foto fija de la sexualidad del conjunto de los adolescentes españoles. Son la generación más tolerante y con más información de nuestra historia, pero les siguen faltando habilidades para relacionar esos datos con lo que están viviendo. “La juventud en general es muy heterogénea –subraya Isabel Luna– y hay mucha diferencia entre lo que pasa en el campo y en la ciudad, por ejemplo. Es cierto que hay un porcentaje importante de jóvenes que toman drogas y alcohol, mantienen relaciones sexuales y al día siguiente no se acuerdan de lo que hicieron ayer, pero no son la mayoría. También hay muchas parejas jóvenes con relaciones afectivas sanas. La mayoría de llamadas son por miedo. Aunque son muy activos sexualmente, lo pasan fatal y están tan asustados como siempre”.
¿Desafío a los padres, moda o una forma de integración?
Algunas chicas jóvenes desafían los deseos paternos buscando como pareja a compañeros de clase de otras nacionalidades. Según los sociólogos, las mujeres de todas las edades son menos racistas que los hombres.
La mayor tolerancia femenina, unida al desafío a la familia y a que ellos todavía conservan los valores del cortejo, ha convertido en casi una moda las pandillas de adolescentes con parejas de chicos latinos y chicas españolas.
“Los chicos españoles no saben bailar, son muy sosos”, dice Ana, abrazada a su novio colombiano en un parque del madrileño barrio de Tetuán. Él la llama “mi lechosa”, un término cariñoso para referirse a su color de piel. Ana tiene 15 años y no le ha dicho a su madre que sale con Ricardo, “porque me mataría”.
Dice que “aún” es virgen, pero está enamorada… y se ríe, mientras lanza miradas cómplices al resto de sus amigas, una de las cuales, Rocío, sí que le ha dicho a sus padres que está con un colombiano. Además, afirma que está “harta de peleas y prohibiciones”.
Ricardo, el novio, tiene 17 años y alardea de haber perdido la virginidad “hace tiempo”. ¿Qué va a decir? Los chicos ascienden dentro del liderazgo del grupo cuando tienen muchas relaciones sexuales, suben de nivel. Mientras que ellas pueden salir estigmatizadas si se las cataloga como “fáciles”. Hecho que pone en evidencia que hay ciertas cosas que no cambian.
En línea
Ellas llaman más. El Teléfono de Información Sexual para Jóvenes de Andalucía lleva 14 años de funcionamiento y es el servicio de orientación más veterano de España. Según la psicóloga, Isabel Luna, el 60% de las llamadas son de chicas y el 40% de chicos, pero al principio ocurría justo lo contrario. “Para ellas, la mayor preocupación sigue siendo el tema de la anticoncepción y para ellos, las enfermedades de transmisión sexual, sobre todo el VIH. Ellos siempre suelen preguntar qué riesgo han corrido”.
Nuevos interrogantes. Los chicos empiezan a preguntarse por la contracepción y las chicas empiezan a hacer preguntas sobre el virus del papiloma humano. Además, cada vez las preocupa más la ausencia de orgasmos.
Y además... Otras de las preguntas frecuentes son las relacionadas con píldoras poscoitales, embarazos imposibles, dudas sobre la orientación sexual o la importancia del tamaño, una duda masculina que siempre está presente.
DIFERENCIAS DE GÉNERO
• Los chicos encuentran la mayor parte de la información sexual a través de amigos/as de su edad o algo mayores (24%) y en revistas “porno” (20%).
• Las chicas también la obtienen principalmente de amigos/as de su edad o más mayores (26%). En cambio, su segunda fuente de información son los padres (18%). El material “porno” queda relegado, con un 3%.
• Los motivos por los que se implicarían en un encuentro sexual también son distintos. Ellos hacen hincapié en los aspectos físicos, como el placer, la excitación o el atractivo físico, así como la limitación de recursos, que entienden como “el no dejar pasar la oportunidad”. Por el contrario, ellas dan importancia a las condiciones afectivas y relacionales en las que se va a dar el encuentro sexual.
• Los datos de investigaciones sociológicas describen un progresivo acercamiento de chicos y chicas en la iniciación sexual, tanto en la edad como en el tipo de pareja con quien se tienen las primeras experiencias sexuales. Esta confluencia se produce a través de una especie de masculinización de las chicas en la edad de inicio –que ha descendido–. Y de una feminización por parte de los chicos en los motivos y el tipo de relación de pareja, ya que cada vez más se inician sexualmente con personas a las que se consideran vinculadas afectivamente, de forma muy similar a las chicas.
28 de abril de 2009 (ap)

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