viernes, 29 de febrero de 2008

MÁS ALLÁ DEL PODER Y DE LA MUERTE


¿SERÉ YO HOMOSEXUAL?
¡AQUILINO!, ¡HIJO!, HE visto tu intervención en el Senado y me he quedado de piedra. Nunca pensé que te apuntaras a la "caza del homosexual" . Estoy de acuerdo con tu preocupación por el futuro de los niños y en que para ello sean necesarios un padre y una madre . Pero no siempre es posible. Sin ir más lejos, tú y yo -todavía niños- vamos por la vida sin padre y sin madre y, claro, podemos decir estupideces. Aunque, si lo pienso bien, tú si tienes Padre, con mayúscula esta vez porque es casi infalible; y éste fue tu error: actuar como un numerario más del Opus Dei y no como especialista en psicopatología.
Hace unos días, ya te he leido en la prensa de Galicia, en plenas elecciones, y me quedé estupefacto. ¿Es cierto que vosotros "curáis" homosexuales?; ¿con descargas eléctricas? Pues tendréis mucho trabajo, porque "somos cantidad" . Precisamente conincidí contigo en Vigo, y me comentaron los colegas universitarios un caso tremendo y, al mismo tiempo, festivo: un homosexual, ante los resultados negativos de las corrientes que le estaban aplicando para cambiar de tendencia, le había dicho a su psiquiatra: <¡Sabe doctor qué le digo? Prefiero ser maricón>. Nos reimos todos de la reacción de ese joven inteligente e ingenioso que, en adelante, ya no podrá contar con la bendición de los obispos.
Pero Aquilino puedo decir mucho y bueno; nadie negará que se trata de un hombre de buen corazón. Precisamente tuvo problemas por llevar su bondad a la Universidad española -¡tan necesitada de padre y de madre!-, y ha tenido que soportar ciertas sonrisas irónicas cuando, en cualquier sobremesa, comenzaba a dolerse de los desheredados de la tierra, del deshecho de la globalización... De pronto, oía que le llamaban pacifista, alma blanca o simplemente ingenuo; y esto le llevaba a plantearse la siguiente cuestión: ¿arrastraré algún trauma infantil debido a un mal destete? Pero lo más grave es que, ahora, le han llamado "valetudinario" , y no lo puede tolerar. A Aquilno su buen corazón siempre lo pierde.
Como si de una cruzada se tratara, el bueno de Aquilino Polaino defendió, como experto, en el Senado, padre y madre para todos; mientras los senadores que lo llevaron le dejaban solo. Cada día que pasa, la riña por la sexualidad ilumina con más claridad el pozo negro de nuestra ignorancia. Estamos ya siendo grabados, escuchados y juzgados por quienes nos siguen día y noche para recoger nuestras huellas cuando amamos a alguien.
Confieso que he pensado mucho en este tema, y ahora, con sonrojo quiero espresar algo muy confidencial: soy heterosexual. ¿Pero por qué no seré yo homosexual?

José Buendía
Junio de 2005

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