domingo, 26 de febrero de 2012

Notas SOBRE EL FENÓMENO DEL ESPÍRITU EN EL ARTE Y EN LA CIENCIA "2. EL POETA I"

CARL GUSTAV
JUNG
Obra Completa
Volumen 15
EDITORIAL TROTTA

El secreto de la creación es, como el de la libertad de la voluntad, un problema trascendental al que la psicología no puede dar respuesta, sino tan sólo describir. De igual manera, el ser creativo es también un enigma cuya solución habrá de buscarse por muchos caminos, pero siempre en vano. Sea como fuere, la psicología moderna se ha ocupado aquí y allá del problema del artista y su arte. Freud creyó haber encontrado una clave para explicar la obra de arte a partir de la esfera de las vivencias personales del artista.....
....No puede negarse que la psicología personal del poeta puede, en ciertos casos, rastrearse hasta sus raíces y hasta las ramas más alejadas de su obra. Este punto de vista, que consiste en pensar que el elemento personal del poeta influye en la elección y configuración del material en muchos aspectos, no es nada nuevo....
...Pero si se elevara la pretensión de que con este análisis se explica así mismo la esencia de la obra de arte, tal pretensión habrá de ser rechazada categóricamente. Pues la esencia de la obra de arte no consiste en su vinculación con peculiaridades personales -cuanto mayor es su vinculación, menos se trata de arte-, sino que se eleva por encima de lo personal para hablar desde el espíritu y desde el corazón al espíritu y al corazón de la humanidad entera. Lo personal es una limitación, incluso un vicio del arte. Un "arte" que sea únicamente, o fundamentalmente personal, merece ser tratado como una neurosis. Si desde la escuela freudiana se define la opinión de que todo artista posee una personalidad limitada a lo infantil-autoerótico, tal juicio puede ser válido para el artista como persona, pero no lo es para el poeta. Pues este no es ni auto- ni heteroerótico, ni siquiera erótico, sino en gran medida objetivo, impersonal, incluso inhumano o sobrehumano, pues como artista es su obra misma y no un ser humano.

Todo ser creativo es una dualidad y una síntesis de rasgos paradójicos. Por una parte es personal-humano, por otra constituye un proceso impersonal y creativo. Como ser humano puede ser sano o enfermizo; su psicología personal puede y debe explicarse por tanto como algo personal. Pero como artista sólo debe entenderse desde su acto creador. Sería por ejemplo un burdo error querer derivar los modales de un gentelman inglés o de un oficial prusiano, o de un cardenal, de su etiología personal. El gentelman, el oficial y el religioso son officia impersonales con una psicología objetiva inherente. Aunque el artista se sitúa en el polo opuesto a toda oficialidad, sí se da una secreta analogía en tanto que una psicología específicamente artística es un asunto colectivo y no personal. Pues el arte es innato en él como un impulso que se apodera de él y lo convierte en instrumento. Lo que en él tiene la voluntad última no es él, el hombre personal, sino la obra de arte. Como persona puede tener caprichos, deseos y fines propios, pero como artista en cambio es "hombre" en un sentido más elevado, un hombre colectivo, portador y conformador del alma inconsciente de la humanidad. Tal es su officium, cuya carga a menudo pesa tanto que exige el sacrificio de la felicidad humana y de todo lo que en el hombre común hace que la vida merezca ser vivida. C. G. Carus dice: Es en esto donde se identifica particularmente lo que hemos denominado el genio, pues un espíritu especialmente dotado destaca de un modo especial precisamente porque, con toda la libertad y claridad de su "vivirse", se ve apremiado y determinado por lo inconsciente, ese misterioso dios que habita en él, porque surgen en él visiones.... sin que sepa de dónde proceden; porque se ve impellido a actuar y a crear... sin que conozca su fin; porque impera en él un impulso de llegar a ser y desarrollarse... sin que sepa para qué.

En tales circunstancias no puede sorprender que precisamente el artista -considerado en su globalidad- ofrezca un material particularmente rico a la psicología analítica crítica. Su vida está necesariamente llena de conflictos, pues en él luchan dos fuerzas: el hombre común con sus justificadas reivindicaciones de felicidad, satisfacción y seguridad vital, por una parte y, por otra, la pasión despiadada y creadora que puede incluso dar al traste con todos sus deseos personales. De ahí que el destino vital personal de tantos artistas sea tan decididamente insatisfactorio, e incluso trágico, no por una oscura disposición, sino a causa de cierta inferioridad o de una insuficiente capacidad de adaptación de su personalidad humana. Rara vez un ser humano creativo no tiene que pagar cara la chispa divina de su grandiosa capacidad. Es como si cada uno de ellos hubiera nacido con un capital reducido de energía vital. Lo más fuerte en él, precisamente su componente creativo, atraerá hacia sí la mayor parte de su energía, si es verdaderamente un artista, y el resto es entonces demasiado escaso como para que de ahí pueda desarrollarse algún valor especial. Por el contrario, a menudo se desangra lo humano a favor de lo creativo de tal modo que ya sólo puede pervivir en un nivel primitivo o mermado en algún sentido. Esto suele exteriorizarse como infantilismo e inconsciencia (el llamado "autoerotismo"), como vanidad, o cualquier otro defecto. Tales rasgos de inferioridad tienen un sentido en la medida en que su existencia permite que afluya a su yo la fuerza vital necesaria. Precisa de estas formas vitales más bajas, pues de otro modo sucunbiría a un complejo expolio. El autoerotismo personal de ciertos artistas puede compararse con el de los niños ilegítimos o mal atendidos por alguna razón, que desde muy temprano han de defenderse con sus malos modos de los perniciosos efectos de un entorno falto de amor........