Lo reconozoco. A mi también me encanta especular. Que digo me encanta, me chifla el arte de la especulación. Pero por más que especulo y especulo el suelo del cuarto sige repleto de migas de pan y a ningún hormiguero cercano parece importarle.
-Maldita sea!.
Las engaño, las atraigo y les prometo el agua. Y nada, por aquí no pasa nadie, ni la más astuta de las hormigas pasa hambre.
-¿Qué sucede?-¿por qué no ocurre nada?.
Será mejor que coja la escoba y barra.
viernes, 6 de julio de 2007
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